viernes, 14 de septiembre de 2007

CUADRO DE ANGELA A ORILLAS DEL PURGATORIO

Ella ama su casa con bella tortura
y se apodera la máquina
de toda su ternura,
el abismo de su espalda,
el edén que algún otro poblaba.

Su mano de diosa
recorre el purgatorio de geranios,
el manual del insomnio,
la esperada llamada
de algún amigo.

Las tarjetas como alas
para comprar el pecado
la seducen
y la embargan
y la toman por amada.

Ella lo dice todo en un río
de odios y aventuras
de faunos y amoríos
pegajosos de perfidia.

En su sonrisa,
la hiedra de la melancolía
y el amor roto de un florero,
diosa que sufre en la tierra su caída,
sus ojos menguantes,
su nariz taciturna,
sus dientes de cáliz pura,
su mentón juguetón,
sus cejas que aprisionan el viento,
sus mejillas de lomas confusas,
sus orejas como hojas de menta,
su cabellera de cascada detenida y nocturna,
su alma temblorosa con su dolor de árbol
y su humana corteza,
su alma de mujer con dulzura y llantos de amapola,
con sus carcajadas y sus deudas,
con labios de perla y su alegría de gorriones
y sus peces de mar encogido,
con su beso despedido
y esos dedos que rozan
el velo de alguna razón.

EL MINISTRO BALA

El ministro bala
licitaciones
y avala
desnudas municiones
con excusas y repeticiones,
la luna sin resguardo,
y a la deriva
la sirena perdida.

El ministro bala
su nariz interpelada,
su fajín ilustre de ala
y su barbilla trasquilada,
nadie lo quiere
pero lo defienden las cabras
y en un abracadabra
lacrimógenas argucias
para la represión
de algún obrero,
dice ser sincero
con sus escaramuzas.

El ministro bala
sin saberse oveja,
pólvora exhala
y la ciudad se deja
al resguardo de las comadrejas
y la policía calata
busca inteligencia
en su cabeza
y la señora delincuencia
coquetea con su corbata.

El ministro bala
y le roban el interior
de la cartera,
secuestran flores
y la hierba juega
con la primavera.

El ministro bala
y el presidente…nada,
y la comisión completa
la comezón de una granada.

El ministro bala,
no aprende y sólo apunta
a los pajaritos,
economiza su pasado
en la valiosa junta
y no se ha acordado
que sólo tiene refritos
en la alfombrada sala.

CANTO PROSTIBULAR

No
te
des
nudes
y no
dejes
caer
la ropa
el peine
y las luciérnagas
no sueltes
el botón
de esa azucena
que devora a los cuervos
esa luna
que apaga los fuegos
ten cuidado
la ventana muerde
y la calle engendra
latidos rotos
y vidrios en las ojeras.

No digas el precio
dime la historia
de tus corolas
y de tus costillas
desoladas
y solas
tus piernas que dibujan
cuadras y cuadras
la frialdad
la acera rota
la gente extraña
y la maraña
de cables
y no me hables
con la quebradiza pintura
de tus labios
sobre congresistas
que se venden
sobre jueces
que se venden
sobre empresarios
que se venden
sobre Venus
que se vende,
y ruedan.

No te
desnudes
dos mil palomas pueblan mi duda
y algunos berros en tus pies se abruman
y tu alma cargada de río
quiere salir
y el Caballero de los Mares
de tu cabellera se prende
y en tu pequeña garganta
la tarde muere
ventana y gaviota flotan en tus ojillos
llovizna
se apodera de tus tobillos,
y huyes como una gacela
pero sabes que la muerte
vestido de ramero
seguirá tus huellas.