jueves, 20 de noviembre de 2008

EL POETA


Un poeta está solo en el paradero
esperando no sé qué
ninguna nave lo recoge, nadie lo acoge, nadie le huele
los versos de almíbar o de miel,
tiene anhelos como cualquiera y recibe consejo de los intestinos
compra pan como cualquiera en la esquina izquierda
y vive de servicios no personales como cualquier mortal explotado.

El poeta no se da el lujo
de desperdiciar el poco de comida que le queda
se come hasta las verduras más crudas
y las ansiadas cáscaras cocidas
un poeta no es verde, amarillo ni rojo, es el ansia del ojo
es cielo maduro para los pájaros o tal vez un pájaro frutero tras un membrillo
es pluma de pollo regateado, es remolino de arena de Pachacútec,
Es pampa y vereda quebradiza, es lechuga de tres por un sol
Es girasol de medianoche es amante subversivo y jardinero de espinas.

El poeta no tiene nombre y su libro es de aire o de autopistas virtuales
su amada es la poesía
que nace de la ausencia
y tiene los ojos de una bella insomne
es la soledad que come sus zapatos y sus metáforas.

El poeta vive intensamente cada momento
y muere sin morir de temor
danza con uñas y llagas, con sueños y sonrisas, con tijeras y palabras
borra huracanes, amanece con alegrías y penas, trabaja como mula
ama como un perro en celo, escribe como paloma mensajera y negra.


El poeta tiene flores de mercado, tiene clavos travesados,
tiene cosmopolita la cicatriz del pecho
y construye el día con papeles y con fluidos
y besa vehemente los precipicios de un cuerpo estremecido
los poros encendidos de una costurera, de una soñadora
de una ejecutiva, de una verdulera, de una besadora
y explora sus espaldas sinuosas como cauces
sus cabelleras detenidas no lo han detenido
su amor la llena de ríos y de versos
contra el frágil muro
de una vecina ausente.