jueves, 13 de septiembre de 2007

LA NEBLINA II

Neblina,
tú no sabes lo que llevo dentro,
tú no sabes porque no eres humana,
eres del cielo,
tú no sabes de mis días
revueltos en cóleras y tormentos,
tú no sabes que ayer
maté el amor
y que saqué de su corazón
grises torcazas y un río helado;
en sus orillas , lirios enojados,
y en su fondo;
confusas amantes
y musas de bolsillo.


Neblina,
te he mirado fijamente,
eres distinta,
calandria evanescente
que se posa en mi mente
voraz y repentina.
Neblina,
aunque todo sea inútil
como la poesía
yo aguardaré cada invierno
para que regreses
y me devuelvas el cadáver
de ese espejismo.


Neblina
no intentaré por ti una caricia,
sería en vano,
no tienes cuerpo,
y aunque tú me haces
tiritar de insomnio,
yo te devuelvo
el humano aliento,
el calor y el riesgo
de la soledad,
el silencioso río
de la incertidumbre.


(Qué agua tan fresca
para mi alma,
qué fractura tierna
para mis manos)

Neblina,
yo me entrego a la noche
como una fiera,
le arranco las ropas
y sólo queda
esa luna morena,
desnuda entre las uvas,
dispuesta al temblor
de mis hojas de lluvia.


Neblina,
tú no sabes,
yo soy malo
y le hago el dolor
a la dulzura
y le hago el amor
a las palabras
yo también sé hacer sufrir
y sé que si me tocas
te disiparías y morirías
porque mi piel
a veces
es el pleno sol.

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